“En nuestra región, nadie nos enseña desde pequeños a gestionar dinero, ahorrar o invertir de forma adecuada. En países más estables, la educación financiera es una parte integral de la cultura familiar, algo que contrasta con la urgencia económica que predomina en América Latina”.
En un mundo donde la incertidumbre económica y las regulaciones impositivas son cada vez más desafiantes, la educación patrimonial no solo se presenta como una herramienta útil, sino como una necesidad urgente para garantizar el bienestar y la estabilidad financiera a largo plazo.
Un enfoque integral en este proceso permite no solo maximizar el valor de los bienes, sino también asegurar que estos sean transmitidos conforme a nuestros deseos y de la manera más eficiente posible.
“Quienes nos dedicamos profesionalmente a la planificación patrimonial sabemos que no solamente las familias ensambladas o los nuevos modelos de familias, necesitan en mayor o menor grado aprovechar todas las herramientas a disposición”.
La planificación se vuelve casi una obligación para esas familias cuya situación no está todavía plenamente amparada por la ley. Si no hay planificación en estos casos, las consecuencias pueden ser muy perjudiciales y su solución (de existir) puede llegar solamente luego de años de lucha administrativa y judicial y con sus consiguientes costos.
En las últimas décadas, los modelos de familia han experimentado una notable transformación, reflejando cambios sociales, culturales y económicos. La legislación no siempre ha evolucionado al mismo ritmo.
Actualmente conviven diferentes modelos de familias incluyendo más posibilidades que no fueron contempladas por la ley.
Las sociedades avanzan, cambian y evolucionan y, con ellas, la estructura familiar. Así, emergen nuevas y diversas situaciones que la ley no contemplaba bajo el concepto tradicional de familia (hombre y mujer unidos en matrimonio).
Los patrimonios de las familias ensambladas se ven notablemente afectados y expuestos a consecuencias no deseadas, muchas de las cuales podrían evitarse por estar mejor informados y por planificación.
La familia ensamblada es una realidad social y la ley ha comenzado a contemplarla parcialmente. Todavía falta mucho, y el norte debe ser siempre la preservación de la situación de los menores de edad y sus derechos.

